Consejos para renovar el placer
Consejos Nº310 | Publicado el Martes, 03 Enero 2023
La pasión en las relaciones románticas varía con el tiempo, pero esto no significa que debas resignarte y renunciar al placer.
Cada persona y cada pareja vive la sexualidad de una forma diferente. Sin embargo, en la mayoría de los casos este es un aspecto muy relevante. Cuando la relación atraviesa momentos complicados, la vida sexual se resiente, así como es probable que aparezca la insatisfacción si la intimidad se descuida.
Los vínculos afectivos evolucionan y son pocas las parejas que mantienen con los años la misma frecuencia en su actividad sexual que al inicio de la relación.
Según la teoría triangular del amor de Sternberg, este sentimiento está formado por tres componentes: intimidad, compromiso y pasión. Esta última predomina en los estados iniciales de la relación y puede ir perdiendo relevancia en favor de los otros elementos.
No olvidemos que el sexo en el seno de una relación afectiva es mucho más que un mero acto físico; es un espacio de conexión, de intercambio y de dedicación mutua. Experimentar el placer en pareja refuerza el vínculo y mejora el bienestar y la autoestima de ambos miembros.
Es importante resaltar que, cuando hablamos de sexualidad, no existen unos estándares a los que acogerse. Para cada pareja, la frecuencia ideal con la que mantener relaciones sexuales puede ser diferente. Además, como hemos comentado, es normal que esta varíe a medida que el vínculo evoluciona.
Es evidente que a la hora de mantener relaciones sexuales con otra persona resulta fundamental ser generoso, considerado y procurar que el otro disfrute la experiencia. Sin embargo, también es importante hacernos cargo de nuestro propio placer; es decir, no delegar en el otro la responsabilidad de nuestro disfrute.
Cada persona ha de conocerse, conocer su cuerpo, sus gustos y preferencias para poder transmitírselas a su compañero o compañera sexual. Del mismo modo, es posible que existan limitaciones propias que no nos permitan acudir al encuentro con la mejor disposición. Por ejemplo, tabúes o creencias erróneas respecto al sexo o sentimientos de inseguridad con nuestra imagen física.
Aunque no lo parezca, la comunicación puede ser la clave para reavivar la llama de la pasión en la pareja. Exprésate, explícale al otro qué deseas, qué te gusta, qué te apetece experimentar.
No temas tomar la iniciativa, mostrar tu deseo o compartir tus fantasías. Probablemente, al hacerlo tu pareja se sienta incentivada y motivada.
Por otro lado, recuerda que las palabras pueden ser grandes activadoras del deseo. No siempre le transmitimos a nuestro compañero o compañera cuánto nos gusta, cuánta atracción nos genera o cuánto disfrutamos manteniendo relaciones. Sin embargo, recibir este tipo de refuerzos positivos puede resultar estimulante.
En ocasiones, basta con cambiar de ubicación, probar nuevas posturas o explorar prácticas y preliminares diferentes. Pero también es posible introducir juguetes sexuales que pueden incrementar la excitación y hacer de la experiencia algo diferente.
Masajes, juegos de rol, lubricantes, lencería, aceites esenciales, masturbación en pareja. Cualquier pequeño cambio o elemento novedoso introducido puede marcar la diferencia. Dejad volar vuestra imaginación.
Es imprescindible recordar que el deseo ha de trabajarse. Muchas personas esperan que surja naturalmente y se mantenga en los mismos niveles a pesar del estrés, la frustración y la monotonía diaria. La realidad es que el deseo ha de cultivarse.
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